CARLOS PRIETO Y SIBELIUS CON LA OSUANL

Asistí al  concierto de la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Nuevo León del 29 de febrero, concierto en el cual tuvimos el privilegio, y digo un verdadero privilegio, de escuchar a uno de los músicos mexicanos más respetados de su tiempo como chelista e impulsor de la música de su instrumento, me refiero al maestro Carlos Prieto. A sus 87 años sigue en activo, promoviendo la música de nuestro país. Prieto interpretó “Renacimiento” para chelo y orquesta de Samuel Zyman así como el Concierto para chelo y orquesta de Federico Ibarra. Es cierto que a momentos la fuerza del sonido no es la de antes, pero más que centrarnos en eso, o en sonidos menos pulcros, los relevante de Prieto es su generosidad. De pronto escuchamos una frase magnífica en el registro medio o grave, algún tema coloreado excepcionalmente y también, por qué no, ciertos acometidos de mayor virtuosismo que nos muestran que el que ha dedicado una vida a su instrumento mantiene siempre algunas cualidades a lo largo de su carrera. Creo que las aptitudes hoy en día de Carlos Prieto parecen mejor adecuadas para el concierto de Federico Ibarra que para la obra de Samuel Zyman. Las generosas ideas melódicas de su autor y una orquestación amplia requieren de un chelo más muscular, podríamos decir más grandilocuente, y aquí en ocasiones la orquesta sobrepasó al volumen que podía desplegar el maestro Prieto.

 Sin embargo, en Ibarra, concierto con sus cuatro movimientos bien definidos, una obra que estalla en ciertos momentos del lirismo, pero también ritmos insistentes, furiosos, quizás reflejando el mundo operístico de su autor, encontramos un trabajo más a punto y aquí quedó ampliamente en evidencia las cualidades musicales y de intérprete. Y esto último es lo que nos vamos a llevar a la memoria. El maestro brindó como encore la giga de la Suite No. 3 para chelo solo de Johann Sebastian Bach, magnífico corolario a su participación en este concierto, tocada con gran vitalidad y sentido de estilo.

El concierto inició con la obertura a la ópera El secreto de Susana de Ermanno Wolf Ferrari, pieza ligera, exquisita que Díaz Muñoz logró con un pulso muy sutil y ligero, con intervenciones exquisitas de los alientos, una página realmente irresistible, sin embargo, debo decir que dado que el concierto fue el 29 de febrero habría sido más apto escuchar una obertura de Rossini en su cumpleaños, nacido un 29 de febrero de 1792.

 La lectura que hizo la OSUANL y Diazmuñoz de la épica Quinta Sinfonía de Sibelius nos mostró, por un lado, la sabiduría del maestro respecto a cómo debe de ir la música de este compositor finlandés; con esas capas sonoras, principalmente en los metales, las cuerdas expresivas y balanceadas, entre otras cosas. Díazmuñoz nos propuso una lectura expansiva de la partitura pero de pulso firme,  estuvo bien planteada en su estructura, en el fraseo, en donde pudimos reconocer excelentes intervenciones de la sección de cornos, del primer trompetista de la orquesta, así como las cuerdas, particularmente bien conseguidas las intervenciones de las violas. Desafortunadamente se echa un poco de falta de masa total de la sección de cuerdas de forma general, y algunos detalles en el aparato de metales en los segundos o terceros atriles que no terminan de hacer que esta cuaje como un colectivo homogéneo. El climax del 1er movimiento, a pesar de su efecto acumulativo manejado efectivamente, exhibió desafinaciones en las trompetas, el andante mosso fue el movimiento mejor conseguido; las cuerdas punteadas y las maderas con sus encantadoras intervenciones a punto. El tercer movimiento, allegro molto, logró una separación sonora excepcional de las cuerdas; las violas se escucharon con efectividad y contrastando con la textura de los violines en ese tremolando, el famoso tema de tres notas en los cornos se escuchó pleno ,sin mancha. Después de que el movimiento recae en una especie de calma acumulativa, el final logro algunas buenas explosiones pero los seis acordes finales separados por silencios con los que concluye la partitura no me parecieron tan bien integrados; falto convicción de parte de los músicos para cerrar bien una noche que en general arrojó buenos momentos de disfrute.