De lo bueno poco, podríamos decir con respecto a los registros discográficos de “Mireille” de Charles Gounod. (Para una apreciación de esta obra te recomiendo leer mi artículo previo. )
A diferencia de algunas obras que han sido grabadas hasta el exceso y no siempre con buen atino, “Mireille” goza de una excelente salud discográfica con al menos tres o cuatro excelentes grabaciones de cinco o seis realizadas en estudio. También se pueden encontrar algunas tomas en vivo incluyendo la de la nueva producción de la Ópera de Paris.
Con respecto a alguna versión en video, desconozco si existen (debo de reconocer que soy escéptico del DVD con la excepción de usarlo como vehículo educativo y tener algunas muestras de lo que mis artistas favoritos hacían en escena). No me extrañaría que la producción de la Ópera de Paris saliera en los siguientes meses por este medio.
Regresando a los registros fonográficos existe una versión legendaria en EMI de comienzos de los 50’s con Jeanette Vivalda y Nicolai Gedda dirigidos por Andre Cuytens. Dicha versión no es muy asequible en la actualidad y a pesar de los comentarios unánimes sobre su calidad es necesario subrayar que se trata de la versión en tres actos la cual tuvo Gounod que realizar a la fuerza, cortando música muy valiosa. (La versión original comprende cinco actos.)
El sello “Accord” ha rescatado un registro de comienzos de 1962 con la soprano lírico ligera Renee Doria, Michel Senechal, Robert Massard, Adrien Legros y Solange Michel dirigidos por ese estupendo (y mal conocido) director de ópera francés Jesús Etcheverry. La toma de sonido en stereo es en general muy buena y con frecuencias medias y altas brillantes y sólo un poco delgada en los bajos. Nos muestra un estilo de canto francés que hoy prácticamente está en extinción.
Doria posee los recursos vocales y estilísticos para hacer frente al temerario papel de Mireille, sus agudos son vibrantes y se caracterizan por un vibrato extremadamente rápido que puede ser del desagrado de algunos oyentes. El tenor lírico-ligero Michel Senechal nos muestra que en los comienzos de su carrera también cantaba roles titulares. Sus medios vocales nunca fueron generosos pero su voz ligeramente blanca siempre fue utilizada con gran estilo y definitivamente hace un Vincent juvenil. Su voz se mezcla bien con la de Doria y realiza una versión redonda, plena de matices, de su aria del quinto acto.
Robert Massard como el jactancioso Ourrias hace una creación excepcional como era su costumbre. Una voz verdadera de barítono francés, impecablemente usada, ligeramente ahumada, pareja en todos sus registros. Un maestro del estilo. El resto cuenta con prestaciones convincentes de Adrien Legros como el inflexible padre de Mireille y la legendaria mezzo Solange Michel haciendo la mejor Taven en disco, con una musicalidad cuidada y natural.
La dirección de Jesús Etcheverry es excepcional. El fraseo de las melodías de Gounod, y su sabiduría en cuanto al pulso de la música son referencias de cómo dirigir las obras de este maestro. Su flexibilidad queda bien ejemplificada en los tiempos vivos de principios del acto II o la fluidez del acompañamiento de la “Canción de Magali”, por otro lado el himno casi antifonal con el que concluye la obra es proveído de un tiempo extendido que da su justa grandeza a este momento solemne.
Cuantas veces los directores de orquesta actuales se abandonan a tiempos lentos que despojan la música de Gounod de su equilibrio y flujo natural. La versión usada para esta grabación es la reconstitución de la original en cinco actos.
El registro de 1979 en EMI nos presenta uno de los últimos casos en los que una ópera francesa es grabada casi completamente con un reparto local. ¡Y qué reparto! El mejor tenor lírico francés de la segunda mitad del siglo XX Alain Vanzo, José van Dam, Gabriel Bacquier, Jane Rhodes y en papeles menores algunas voces que tuvieron también su momento como Michele Command, Christine Barbaux y Marc Vento. La única voz ajena a la tradición de canto francés es Mirella Freni en su homónimo papel titular. La incorporación de la soprano de Modena es justificada por el tour de force que hace con este papel.
Ciertamente la interpretación de Freni carece de los matices inocentes y juveniles de Renee Doria, ella emparenta a Mireille con heroínas trágicas como Mimi o Luisa Miller. Opta por una visión grandilocuente de Mireille no sin cierta poesía. Su voz posee una redondez excepcional. En esta etapa de su carrera era ya una lírico completa. Freni es una de esas escasas artistas no francesas que cantaron la trilogía de Gounod (Marguerite, Juliette y Mireille).
Alain Vanzo a estas alturas había perdido algo de la frescura juvenil de una década atrás. El tenor francés comenzó su carrera como un lírico ligero pero para la década de los 70’s ya era un lírico completo. Por supuesto que la musicalidad está ahí así como la firmeza. Me da la impresión que opta por una interpretación de mayor fuerza y menos matices para estar a la par con la interpretación de Freni.
José van Dam es un Ourrias redondo, ligeramente más sobrio que Massard (que en mi opinión es el Ourrias de referencia). Es admirable cómo van Dam se arroja a un papel de barítono y hace empleo de un registro agudo solvente para despachar su aria con aplomo. Bacquier hace un padre rudo tanto en lo vocal como en la caracterización; un verdadero padre de familia rural. Jane Rhodes compone una Taven dramáticamente convincente con una voz grande y metálica aunque carece de la soltura de Solange Michel. El resto del reparto es más que sólido con un Marc Vento que, como el padre de Vincent, se enfrenta con garbo al padre de Mireille.
Michel Plasson es un gran defensor de la música de Gounod y se nota el cuidado y afecto de su dirección. La toma de sonido es excepcional por lo que el cuidado orquestal y la fuerza dramática de pasajes como el final del primer acto o el ensamble final del quinto adquieren su justa dimensión.